El año es 1950. Imagínese una vieja casa de campo victoriana en algún lugar de Inglaterra. Imagínese a una niña que vive allí con una familia poco común. Se llama Flavia de Luce, tiene casi once años y un don para la química. Con una vida familiar de lo más complicada y una difícil relación con sus hermanas, Flavia es una niña solitaria y de extraños talentos que pasa las horas encerrada en el viejo laboratorio de la mansión familiar, su santuario privado. Allí hurga en el pasado prohibido de su taciturno padre, viudo desde hace años, como si fuera un detective y planea venganzas contra sus hermanas Ophelia y Daphne. No es de extrañar que, cuando aparece un cuerpo sin vida en el jardín de su casa, Flavia lo convierta en su próximo experimento científico, hasta que, para sorpresa de todos, la policía detiene a su padre como presunto culpable. Flavia decide, entonces, descubrir la verdad que se esconde tras el crimen.
Ganadora del prestigioso Debut Dagger Award, Flavia de los extraños talentos es una novela sorprendente, original, imaginativa, absorbente, inteligente, y divertida, con una protagonista carismática y muy especial. Prepárate para conocer a Flavia: no la olvidarás jamás.
No todos los historiadores actuales son partidarios de la especialización. Algunos eligen una visión de conjunto de una época o de un país, convirtiendo el método histórico en un festival del conocimiento. Son pocos y son extraordinarios. Entre ellos se encuentra José Enrique Ruiz Doménec. Este libro es una fascinante combinación de aproximaciones, sabiduría y análisis crítico de intensa penetración en la realidad histórica de España.
Un día de finales de octubre de 1936 el arquitecto español Ignacio Abel llega a la estación de pennsylvania, última etapa de un largo viaje desde que escapó de España, vía Francia, dejando atrás a su esposa e hijos, incomunicados tras uno de los múltiples frentes de un país ya quebrado por la guerra. Durante el viaje recuerda la historia de amor clandestino con la mujer de su vida y la crispación social y el desconcierto que precedieron al estallido del conflicto fraticida.
"Isotopos" es una palabra clásica; la he tomado del famoso sistema periódico de los elementos, del químico mendeliev. Está formada por las palabras griegas iso, que quiere decir "igual", y topos que quiere decir "lugar"; debe traducirse o entenderse por "del mismo lugar". El gran químico que formó la tabla de los elementos descubrió que de algunos de ellos se daban como dos tipos o versiones - no me pregunten cual era el valor diferencial - , pero que correspondían a los mismos caracteres en lo que atañe al criterio de colocación de la casilla que les correspondía en el orden de la tabla. Y por eso tenían "el mismo lugar" , eran "isotopos".
Un grupo de antiguos amigos, que ya no tienen nada en común excepto un turbio episodio del pasado, se reúne en un refugio de montaña para pasar un fin de semana. La reunión sigue fielmente el guión habitual de estos casos, pero, en plena celebración, un acontecimiento externo alterará por completo sus planes. Sometidos a una creciente presión, cada individuo interpretará los acontecimientos según sus particulares obsesiones; y entre confesión y rencillas largamente incubadas se irá recomponiendo un esquema sórdido e intrincado de las relaciones que los habían unido en el pasado, todo ello bajo la sombra de una amenaza cada vez más cercana y palpable.
En El Cairo cosmopolita de los años veinte del siglo pasado, autentico crisol donde el viajero curioso podía pasar de la deslumbrante riqueza de los palacios islámicos a las míseras callejuelas de los barrios populares, emerge la singular figura de Ahmed Hassanein Bey.
La joven modista Sira Quiroga abandona Madrid en los meses previos al alzamiento, arrastrada por el amor desbocado hacía un hombre a quien apenas conoce. Juntos se instalan en Tánger, una ciudad mundana, exótica y vibrante donde todo lo impensable puede hacerse realidad. Incluso, la traición y el abandono.
Retrato de una dama es una de las grandes novelas del siglo XIX. La protagonista es Isabel Archer, una bella joven norteamericana que recibe una sustanciosa herencia y decide emprender un viaje por Europa. Su familia quiere que se case pronto, pero ella defiende su independencia, hasta que los acontecimientos se precipitan de un modo inesperado.
"Un jefe acabao en la cárcel no sirve ni pa limpiar letrinas , calzones porque él es un mierda."
En la habitación de un hospital, y en el curso de la que muy probablemente sea su última noche en este mundo, un hombre de unos 65 años le cuenta a alguien, la historia de su vida. Dejándose llevar por el azar de la memoria y la fluidez de su propio relato, va y viene en el tiempo, rescatando, con no poco humor, las pequeñas y más significativas aventuras que vivió y que vio vivir. Por que ha este hombre le ha gustado mirar siempre el espectáculo del mundo tanto o más que participar en él. Pero, como todos, conoció el amor, el sabor agridulce de la libertad, el poder, el horror, la belleza, la amistad, la doble conciencia y, en fin, todos los ingredientes de que está hecha la vida. Y no sólo cuenta, sino que al hilo de cada episodio busca algún sentido al viejo misterio de vivir, ahora que no hay tiempo ya de engañarse ni de rectificar. Como quien manipula las piezas para formar un puzzle, se enlazan el rápido curso vital y los remansos reflexivos, el bullir inagotable de personajes y peripecias casi siempre cómicas o absurdas, para trazar el perfil de un hombre sesudo y a la vez infantil, responsable y a la vez arbitrario, bueno a la vez que inmoral:un retrato del hombre contemporáneo.
La niña Sao, nacida para trabajar, como todas en su aldea, decide construirse una vida mejor en Europa. Tras aprender a levantarse una y otra vez, encontrará una amistad nueva en una mujer española que se ahoga en sus inseguridades. Sao le devolverá las ganas de vivir y juntas constituirán un vínculo indestructible, que les hará fuertes.
"Guárdate de los idus de marzo", esta fue la célebre advertencia que hizo un adivino a Julio Cesar, infausto presagio de lo que iba a suceder. El complot ya estaba urdido y los conspiradores, decididos a dar el golpe fatal. Tampoco las palabras de aviso del adivino fueron las únicas que escuchó Cesar en los días previos al asesinato, pero era tan grande su confianza que las rechazó. En muchos aspectos, la de Cesar fue una muerte anunciada.