Ahora, con treinta y cinco años ha dejado su trabajo como maestra y lleva una vida rutinaria en la que todo sigue un orden y donde no hay lugar para los imprevistos. De hecho, su vida se ha convertido en una suma continua y Grace es incapaz de hacer nada antes de interpretar las cifras con las que se ha topado, o consultar con una la foto de famoso matemático Nikola Tesla que tiene en su mesilla de noche.
Pero entonces aparece Seamus, un hombre atractivo, cuyo nombre y apellido suma diecinueve letras, igual que el suyo -¡No puede ser casualidad¡ - y el ordenado mundo de Grace sufre una repentina revolución que le servirá para darse cuenta de que en los asuntos del amor las matemáticas y el pensamiento racional no tienen cabida.
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