Para ahuyentar esta visita, Ora, una mujer madura que ha tropezado más de una vez con el dolor, decide dejar su hogar y andar sin rumbo por los campos que rodean Jerusalén, por que intuye que, mientras ella camine, su hijo Ofer, enrolado como voluntario en el ejercito, estará a salvo.
Esta madre desesperada y terca lleva consigo una mochila cargada de recuerdos y arrastra a Abram, un hombre que compartirá con ella palabras y emociones que calan hondo. El trayecto es largo y el tiempo parece dilatarse para que todos conozcamos la verdadera historia de Ora y Abram, la manera que se conocieron y el hilo que les une a Ofer, pero vale la pena caminar con ellos, pues al acabar estas páginas nos habremos comido la vida entera de un hombre y una mujer extraordinarios aún en su mediocridad.
La piedad de Grossman y su talento de gran narrador han hecho el milagro: su dolor se ha volcado en una novela que va a marcar el rumbo de la literatura de este siglo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario