Trascurrido un año de aquellos incidentes, Simón regresa en busca de Andrés para perfilar el extraño suceso que aconteció en pleno bosque en el trascurso de su huida. A su llegada al pueblo del compañero de armas, no obstante, descubre que este asesinó a la que fuera su novia nada más regresar, y luego puso fin a su propia vida.
Simón, incapaz de creer algo semejante, se propone averiguar que ocurrió. A partir de ese momento, sus huellas se convertirán en un eco de las de Andrés, y su vida quedará ligada a la de los habitantes de Escarza de una manera que poco antes le hubiera parecido inconcebible, y que no permite asegurar sino misterios más oscuros.
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