Los relatos con orla negra de W.G. Sebald cuentan cosas cotidianas e inquietantes, son testigos minuciosos y excesivos de un desajuste pertinaz. De las grietas de la memoria asoman "hechos casuales", ya amenazadores, ya reconfortantes. Sin embargo, el leve infierno de la depresión no deja mudo al escritor, si no que parece percibir el mundo con más agudeza. Bajo el signo de la melancolía ha creado un texto de paradójica belleza.
"Lo primero que nos gustaría hacer es definir estas páginas como la novela de un viaje interior: se sumergen hasta lo más hondo de la melancolía y al regresar se quedan a mitad camino. Sin embargo, en el fondo, y más concretamente en el caso de estos relatos, tal esfuerzo por clasificar en cajones y géneros parece bastante inútil. Pues sin duda alguna estamos ante una prosa fuera de lo común, y esta siempre crea por sí sola sus propias reglas poéticas".
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