En este devastador relato de la inexplicable y terrible desaparición de los referentes personales, estalla otra trama: un deseo fuera de lo corriente que sirve de consuelo a una vida desposeída, pero que es tan arriesgado y aberrante que no apunta hacía el alivio y la gratificación, sino a un final aún más sombrío y espantoso. A lo largo de este viaje de un largo día hacía la noche, que Roth relata con fuerza, la maestría y la seriedad que le caracterizan, todas las maneras en que nos convencemos a nosotros mismos de nuestra solidez, todo cuanto tiene un papel destacado en nuestra vida (talento, amor, sexo, esperanza, energía, reputación) queda al descubierto.
Tras las sombrías meditaciones sobre la mortalidad y los finales en Elegía, Sale el espectro e Indignación, Roth aporta uno más a este grupo de relatos inolvidables.
1 comentario:
Me han propuesto leerla y voy a devorarla , en un rato se lee, seguro que es autentica
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