Pero es también, la crónica sentimental de una generación, la de Leguina. Sus amores y sus desengaños, donde late la añoranza de la luz de los veranos juveniles y el dolor del regreso al pasado.
Realidad y ficción conviven en la luz crepuscular, un testimonio político, moral, histórico y, sobre todo, humano, en el que Joaquín Leguina nos habla de justicia, libertad, pasión y amor en una historia marcada por la memoria personal y la colectiva.
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